Sabrina y sus hijos,
columna del Día de la Mamá
No ha sido fácil, eso sí lo debemos reconocer. Nos han dado ganas de llorar, de reírnos, de gritar, de salir corriendo, entre otras muchas sensaciones, pero aquí seguimos, poniendo el hombro y demostrando que somos capaces de todo y más, en el contexto que sea.
Nuestros hijos han tenido que aprender del trabajo de la mamá en Yapo, así como también nosotras hemos tenido que instruirnos para enseñar, entretener, trabajar la paciencia y a perfeccionar ciertos ámbitos que incluso no habíamos explorado hasta ahora.
Como mamás de Yapo tenemos que reconocer y agradecer a todo el equipo por la flexibilidad y por lo colaboradores que han sido todos al entendernos, que algunos sin tener hijos incluso, han sabido empatizar y ponerse en nuestros zapatos. ¡De verdad muchas gracias, han hecho la pega harto más fácil!
Todos hemos abierto las puertas de nuestra casa para conectarnos y para continuar juntos remando hacia un mismo objetivo, pero también han sido nuestras familias las que lo han permitido y se han cuadrado con nuestro trabajo.
Ser mamá en pandemia ha conllevado un sinfín de deberes, pero también nos ha permitido disfrutar de más situaciones cotidianas, exponiendo nuestro rol de mamás a todos a través de una pantalla con uno que otro chascarro de por medio.
Lo mejor de todo, lejos, sentir que pertenecemos a una compañía y equipo que supo adaptarse rápidamente, que no nos incomodamos con nada, donde todos nos respetamos y entendemos las diferentes situaciones personales.
En nombre de todas las mamás, gracias Yapo, se han pasado por el apoyo que hemos recibido, somos un lugar en donde me enorgullece trabajar y por supuesto nuestro respeto a esos papás que han sabido asumir también este tremendo rol.
¡Felicidades a todas las mamás del equipo, realmente se han pasado!